domingo, 4 de diciembre de 2016

Camus.

Con Albert Camus es con quien continuamos esta serie de los filósofos y la religión; sin más preámbulos comenzamos.

Albert Camus nació en Mondovi en el año de 1913, falleció en un accidente automovilístico en el año de 1960. Destacó por sus obra "El extranjero", "El mito de Sísifo" y "La peste". En 1957 obtuvo el Premio Nobel de Literatura.

"Siempre me resistiré a aceptar una creación en la que los niños son atormentados". Esta frase de Camus nos sirve para resumir toda su ideología. Las desgarradoras experiencias vividas en la Segunda Guerra Mundial le llevan a plantear los elementos absurdos de la existencia humana. Camus expone el eterno problema del sentido del mal, el dolor y la muerte. Camus rehuye de cualquier solución religiosa, aunque profundiza en la existencia del mal presente en el mundo. Sin embargo, Camus no se resigna ante el absurdo, rechaza un mundo en el que los inocentes sufren y proclama la defensa del bien de los demás como la meta máxima a la que todo individuo debe aspirar.

Los detractores de Camus desprestigian sus tesis alegando que el mal es la ausencia del bien que el hombre conoce y desea, si resulta chocante es porque el hombre tiende a buscar la felicidad. Las causas del sufrimiento humano pueden ser las leyes de la naturaleza o las acciones de las personas, pedir a Dios que evite este sufrimiento es pedirle que esté constantemente haciendo "milagros" y manipulando la voluntad de las personas, la cuestión es que un mundo y unos hombres convertidos en títeres de Dios carecerían completamente de valor. En definitiva se le achaca una absolutización errónea del mal.

Con esta entrada concluimos un filósofo más, ya solo nos queda tratar uno: Mounier, pero ya hablaremos de él en otra ocasión. Sin más me despido.

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